Hola, queridas y queridos:
Vuelvo a vuestros correos después de un tiempo. En la próxima carta os explicaré el porqué de mi ausencia. Hoy necesito hablaros de algo más importante: ha fallecido Wolf Erlbruch, uno de mis escritores favoritos. Era autor de literatura infantil y sus historias me fascinan. En España, su cuento más conocido es El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza que, aunque está bien, no es tan interesante e imaginativo como los dos títulos de los que os voy a hablar a continuación: El pato y la muerte y Nachts.
El pato y la muerte es un diálogo entre un pato y la muerte sobre el final de la vida y lo que pasa cuando dejas este mundo. Sorprenden la ternura, la sencillez y la calma con la que hablan los protagonistas. Ambos se cuidan y se divierten mientras van desgranando los misterios de la existencia. Me enternece la imagen que os adjunto a continuación: el pato calentando a la muerte que cogió frío después de que se bañaran juntos en un estanque. A la dama con cara de calavera no le gusta la humedad.
Si tenéis niños cerca, a los cuatro-cinco años suelen descubrir que la vida se acaba y es posible que les interese especialmente este libro.
La otra historia de la que os quiero hablar se titula Nachts y me gusta tanto que me la sé de memoria en alemán. No hablo bien alemán, pero solo encontré el libro en este idioma y tiene una rima interna que hace que el cuento se te quede dentro con facilidad. A veces me descubro recitando el texto mientras saco los platos del lavavajillas.
En Nachts, un niño se despierta de madrugada y va al cuarto de su padre para decirle que quiere adentrarse en la noche. El padre se pone el abrigo encima del pijama y sale a la calle con su hijo. Me gusta el contraste que hay entre lo que dice el adulto (por la noche no pasa nada, todos duermen y está oscuro) y lo que el niño ve (decenas de personajes imaginarios).
Una de mis tareas principales como madre es acompañar a mi hijo a navegar sus miedos: “Mamá, hay árboles con boca que me persiguen”, me dijo el otro día. El miedo, la oscuridad, las noches en vela están muy presentes en la crianza, pero no salen tanto en los cuentos de niños. La noche siempre es un terreno fértil para la imaginación, ya sea dentro de una discoteca o cazando pesadillas entre las sombras de un cuarto infantil.
✨ Cine y música para la duermevela
Hace un par de noches vi por primera vez The Wicker Man de Robin Hardy, que me entusiasmó a pesar de que normalmente lo paso fatal con las películas de miedo.
Es una historia de misterio sobre secta con una estética muy onírica, llena de sueños agitados, ritos ancestrales y música folk. Os la recomiendo.
Nos vemos dentro de un par de jueves.
Un abrazo fuerte,
Gabriela
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¡Qué hermoso texto!. He leído 'El pato y la muerte' gracias a este Correo Nocturno, y me ha fascinado. Las imágenes que ilustran el cuento son maravillosas e inolvidables. ¡Qué lujo este Correo nocturno!