Hola:
¿Cómo estáis?
Retomo estas cartas después de un tiempo de parón. Saludos a los viejos y a los nuevos suscriptores; la lista de quienes recibís estos textos ha crecido mágicamente durante mi ausencia.
¿Que dónde he estado? Desaparecida. Enterrada bajo una montaña de apuntes estudiando una oposición a Facultativo de biblioteca del estado. Hace unos meses escribía sobre lo que suponía para mí desaparecer, pero ahora me toca hacer el ejercicio inverso. ¿Cómo reaparezco tras conseguir mi plaza? ¿Cómo se vuelve a la vida después de haberla parado en seco durante año y medio?
El día que publicaron las notas, a mediados de marzo, justo antes del comienzo de las vacaciones de Semana Santa, sentí alivio y cansancio. Me vino una ola de sueño enorme. Dormí durante siete días enteros y luego empecé a recorrer, aún agotada y con el cuerpo pesado, toda la ciudad. Vi pasar a un Cristo crucificado la noche de Viernes Santo y la cúpula de la Catedral iluminada por la Vigilia Pascual. Desde el Domingo de Resurrección siento que estoy algo más despierta. Ya he abandonado las siestas, pero aún me abruma estar rodeada de gente. Sigo buscando cómo se retorna a la vida. Me cuesta concentrarme en la lectura, pero visito museos para ver si entre obras de arte se enciende mi cerebro.
El otro día en el Thyssen, me detuve ante un dibujo de un vaso de agua de la pintora Isabel Quintanilla, convencida de que en él encontraría alguna clave para mi reaparición.
Durante los últimos meses, lo único que he visto han sido mis apuntes y mi escritorio, siempre con un vaso de agua a mi derecha, y me sentí atraída por la familiaridad que me transmitía el cuadro. También por su espectralidad, alguien a quien no vemos olvidó ese vaso a medio beber sobre la nevera. Ahí encontré la primera clave, quizás, para reaparecer, deba comenzar retomando aquello que dejé a medias.
Mi cuadro favorito de la exposición fue el de unos huevos a punto de batirse. No lo fotografié y no lo encuentro en internet, pero me gustó cómo capturaba la fugacidad del tiempo. Los rastros de la cotidianidad de Isabel y de su familia, las tareas domésticas medio hacer (una montaña de ropa para planchar, una torre de platos sucios para fregar) revelan los mismos fantasmas que a veces aparecen en las fotografías familiares.
Nada más llegar a casa del museo busqué los rastros de todo aquello que aún tengo pendiente de hacer: una muestra de azulejo sobre el plato de ducha de mi baño, estropeado desde mayo de 2023, una pequeña humedad en el pasillo, una bolsa de ropa para donar, un cuaderno con anotaciones que ya no comprendo del todo… De pronto me sentí acompañada por todos mis yoes pasados y comencé a interrogarlos:
¿Cómo hacíais para ser Gabriela?
¿Cómo os vestíais?
¿Con qué disfrutabais?
¿Cómo empezabais a escribir?
✨ Música para la duermevela
Y, para terminar, la banda sonora de mi reaparición. Llevo escuchando en bucle el disco Curtains de Tindersticks desde que publicaron las notas de la oposición el pasado 20 de marzo.
🕯️Si queréis contarme algo o tenéis consejos sobre cómo puedo reiniciar mi cerebro, respondedme a este correo o dejad un comentario. Estaré encantada de leeros.
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Un abrazo fuerte,
Gabriela
Enhorabuena!!!
Olé, olé y olé!!! 💃💃💃 Me alegro por tu éxito en la oposición.
Ya verás como en un plis-plas vuelves a estar inmersa en la vorágine de momentazos que componen sin preguntar el día a día. 😘