✨ Voces de otros mundos
¡Hola!
¿Cómo estáis? Espero que bien.
Hoy vengo a hablaros de fantasmas que, si me conocéis, ya sabéis que es uno de mis temas favoritos.
La semana pasada leí Las voces de Adriana, la novela que acaba de publicar Elvira Navarro. Es una suerte compartir tiempo y espacio con una escritora tan talentosa como ella. El libro cuenta la historia de Adriana a través de las muertes de su familia y de la enfermedad de su padre. La narración parte de experiencias autobiográficas de la autora. Navarro cuenta que, cuando murió su madre hace más de una década, intentó escribir sobre ella, pero no lo consiguió y solo ahora, a través de la ficción, ha logrado acercarse a su recuerdo.
Desde que leí el libro hay una pregunta que me ronda la cabeza: ¿Qué es lo que queda de una persona cuando se muere? En la novela, lo que perviven son frases y recuerdos que retornan cíclicamente. Las palabras de la madre a veces salen de la boca de Adriana para regañar a su padre por no seguir las recomendaciones de los médicos:
Se había convertido en una máquina expendedora de “Te lo digo por tu bien”. Su madre se encarnaba en ella; la censora y la manipuladora la invadían como en una película de posesiones diabólicas.
También sobreviven algunas anécdotas, como la del día que la madre de la protagonista se cayó redonda en un quirófano durante una práctica de cirugía de la carrera de medicina. La mitología familiar cuenta que aquella mañana fue cuando decidió ser pediatra. Nos morimos y lo que somos queda reducido a unas pocas palabras y recuerdos que acechan a nuestra descendencia.
La historia de Adriana interpela a mi propia historia: “¿Qué palabras decía mi madre? ¿Qué anécdotas se repiten sobre ella?” De mi madre se contaba que nadie esperaba que aprobara selectividad. Se matriculó en psicología porque no había pensado en estudiar ninguna carrera y eligió la que le pareció más fácil. Con los años empezó a decir que le hubiera gustado estudiar económicas porque sabía sumar y restar más rápido que los concursantes de Cifras y letras. “Psicología es una carrera sin ninguna salida”, se repetía en mi casa.
Ahora la madre soy yo. Por las noches, mi hijo me pide que le relate historias de mi infancia. Me aterra contárselas porque cuando lo hago siento que dialogo con el fantasma que seré. La anécdota favorita de mi hijo es la del día que mis amigas y yo lanzamos las albóndigas por la ventana del comedor del colegio sin reparar que debajo estaba aparcado el coche nuestra profesora. Mi hijo se parte de risa cada vez que le cuento esta historia. A mí, sin embargo, no me hace ninguna gracia imaginarme atrapada en esa escena por toda la eternidad.
✨ Música para la duermevela
La canción que os recomiendo hoy es Voces de otros mundos de Los Pasos.
🕯️Si queréis contarme cómo lidiáis con el fantasma que seréis, podéis responder a este correo o dejar un comentario. Acepto consejos y sugerencias.
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Un abrazo fuerte,
Gabriela