Saludos, mis almas queridas, ya llegó la hora de prender el candil 🕯
Llevo varias semanas viviendo dentro de una sesión de ouija. Todo empezó hace unos días, cuando abrí por primera vez el poemario The Changing Light at Sandover de James Merrill (Nueva York, 1926-1995), que recoge treinta años de conversaciones entre el autor y diferentes espíritus. A pesar de lo esotérico, Merrill es un poeta reputado y el libro está considerado uno de los textos más ambiciosos del siglo XX. Es una pena que solo su primera parte, The Book of Ephraim, esté traducida al castellano y que, además, ahora esté descatalogada.
A mi edad, es difícil dar con libros que me sacudan, pero hay algunos textos que funcionan como conjuros y que, al poco de entrar en ellos, te hechizan y alteran tu visión del mundo. Las cien primeras páginas de The Changing Light at Sandover me han cambiado. Después de leerlas, mi forma de entender la escritura es otra.
James Merrill era millonario. Su padre fue uno de los fundadores del banco Merrill-Lynch. ”Para bien y para mal”, solía decir el poeta. Durante su infancia, la residencia de fin de semana de la familia en Long Island era un palacio de cincuenta habitaciones . De adulto, JM tuvo varias casas, no tan fastuosas como en las que creció, pero sí agradables. Entre ellas una de veraneo en Stonington, un pueblo costero de Connecticut. Allí, por las noches, después de cenar, sacaba la ouija y hablaba con los espíritus. La mayoría de las veces acompañado por su pareja, David Jackson, otras, por amigos. En la primera parte de The Changing Light at Sandover, su principal interlocutor es un joven griego amante de Calígula, pero no es el único, el texto recoge también conversaciones con poetas, como Auden o Wallace Stevens, familiares y amigos fallecidos. Las sesiones se celebraban en el piso de arriba de la casa, en un comedor con paredes color sandía. La tabla de ouija estaba escrita a mano y el puntero era una taza de té puesta del revés donde los participantes en la sesión colocaban sus dedos índices para moverla por el tablero impulsados por la fuerza de los espíritus. No había ningún ritual previo, solo se encendían las dos velas que aparecen en las fotos. Merrill era quien tomaba, a mano y en mayúsculas, las notas de la sesión.
Aunque es habitual usar vasos boca abajo como punteros de ouija (Sylvia Plath y Ted Hughes utilizaban una copa de brandy), la taza de té es una idea original de James Merrill y un homenaje a W.H. Auden (patrón de esta newsletter). En Mientras paseaba una tarde, uno de sus poemas más famosos, el poeta inglés dice:
The glacier knocks in the cupboard,
The desert sighs in the bed,
And the crack in the tea-cup opens
A road to the land of the dead
El glaciar llama desde el armario,
el desierto gime en la cama,
y la grieta en la taza de té
lleva a la tierra a los muertos.
La ouija sirve para asomarse a la grieta de la que habla Auden en su poema, es una metáfora del lenguaje poético, la rendija que comunica este mundo con el de los muertos. Hasta que leí The Changing Light at Sandover, no había pensado en lo mucho que se parece un teclado de ordenador a una tabla de ouija. Los dos tienen todas las letras de la A a la Z, números árabes, las palabras “sí” y “no” no están, pero se pueden escribir en un momento en un documento de Word. La ouija es una reformulación del alfabeto. Sigo leyendo a Merrill porque creo que en su poema puedo descubrir el camino que lleva a la tierra de mis muertos, que él me enseñará a hablar con mis ancestros y con los autores de los libros que me conmovieron.
Merrill murió de SIDA en 1994. Llevó su enfermedad en secreto. Poco antes de morir. escribió un poema con forma de árbol de Navidad que se titula Christmas Tree en el que hablaba sobre la muerte. No tengo duda de que una persona que fue capaz de ver tanta vida en la oscuridad, murió en paz.
Si os apetece leer poemas de James Merrill en castellano, podéis hacerlo aquí.
Aunque la ouija y la poesía no os interesen, aún puedo hacer que os merezca la pena leer esta carta. La decoración de la casa de James Merrill en Stonington es increíble. Ahora es una residencia de escritores y está igual que cuando vivía el poeta.
Es posible hacer un tour virtual de la casa y entrar y salir del despacho secreto.
✨ El descubrimiento: Maya Deren
Uno de los espíritus invocados en de The Changing Light at Sandover es la cineasta ucraniana Maya Deren, considerada por muchos como la madre del cine avant garde e influencia directa de Chris Marker o David Lynch. Yo no la conocía, pero por lo visto se suele estudiar en las escuelas de cine. Su película muda de trece minutos Meshes of the afternoon (Redes en el atardecer) fue muy influyente en su momento y es, de verdad, fascinante. No sorprende que fuera amiga de Merrill porque en su obra están muy presentes el subconsciente y la muerte. Me ha gustado mucho el uso que hace de las sombras y de los reflejos. El rostro de la muerte es un espejo. Cuando lo miras, te ves. ¿Qué hay más aterrador que eso?
✨ Música para la duermevela
Para cerrar este viaje por los fantasmas que se esconden detrás de las palabras, os propongo escuchar (Ghost) Riders in the Sky de Johnny Cash.
La letra habla de un vaquero que un día ventoso y oscuro ve un rebaño de vacas con los ojos rojos surcando el cielo. El vaquero empieza a seguirlo hasta que una de las vacas le dice que, si no se marcha pronto, correrá tras ellas eternamente. La canción original es de Stan Jones, pero la de Cash es mi versión favorita. La letra está inspirada en el mito de la cacería salvaje que, en la época medieval, se utilizaba para explicar las tormentas.
Si tenéis experiencias con la ouija o soléis escribir acompañados de algún espíritu, me encantará leeros. Podéis responder a este correo o dejar un comentario.
Un abrazo,
Gabriela
Genial.
Muy interesante!